Como anteriormente hemos nombrado, las personas que padecen sequedad bucal se debe a una baja o nula actividad de las glándulas salivales.
Las causas más frecuentes son hablar durante mucho tiempo, estrés, ansiedad, depresión, diabetes, fármacos antihipertensivos, antihistamínicos, antidepresivos, ansiolíticos, diuréticos u oncológicos.
La ausencia de dientes también juega un papel muy importante en la disminución de la segregación de saliva por la falta de estímulo, dieta desequilibrada, tabaco y alcohol al inhibir la transmisión de impulsos nerviosos.
También influye la quimioterapia, radioterapia o síndrome de Sjögren.