La caries dental es una enfermedad multifactorial (dientes, saliva, microbiota oral y dieta). También pueden ser determinantes factores genéticos, biológicos, conductuales, etc. Es una de las enfermedades más comunes en el mundo y que puede afectar a cualquier edad.
La caries es una forma de infección en la cual se acumulan bacterias y microorganismos (Streptococcus Mutans, Lactobacillus, Actinomyces, etc) sobre la superficie del esmalte, elaboran productos ácidos que desmineralizan la superficie y disgregan el diente. Una vez que se ha producido el daño en el esmalte (superficie externa y más dura del diente), el proceso evoluciona a partes más internas del diente (dentina incluso pulpa).
El avance de las caries puede ser interrumpido eliminando mecánicamente el tejido dentario infectado y sustituyéndolo por un material sintético adecuado que restaure la forma y las funciones normales del diente.
En dependencia de la fase en que se encuentre la caries, variará el tratamiento a realizar (resolviéndose en fases tempranas con una simple Obturación, en fases más avanzadas con una Reconstrucción y en caries muy profundas con afectación pulpar “o del nervio”, será necesario realizar una Endodoncia en el diente). Si el proceso no se detiene, el diente puede quedar totalmente destruido siendo necesaria su extracción.
Las causas principales son: ingesta de alimentos con alto contenido de azúcar, higiene incorrecta o escasa, ph de la saliva bajo (ácido), algunos fármacos y la susceptibilidad genética heredada.
El diagnóstico suele ser bastante sencillo, basándose en localizar el dolor si existe, reacción a cambios térmicos y/o percusión, exploración visual y radiográfica y palpación de la zona afectada.
Lo principal es la prevención. Si la caries está ya presente en boca, lo ideal es restaurar el tejido dentario dañado cuanto antes, evitando que vaya a más y sea necesario realizar tratamientos más complejos y costosos.