Los implantes dentales se colocan para reemplazar dientes perdidos (siendo hoy en día la mejor solución), teniendo estabilidad similar o incluso superior a los dientes naturales. El número de implantes a colocar variará en dependencia de la cantidad de dientes que falten.
- Ausencia de un solo diente: gracias a que los implantes simulan las raíces de los dientes, podemos colocar sobre ellos un nuevo diente sin necesidad de tocar dientes adyacentes (algo inevitable si se opta por la colocación de un puente apoyado en los dientes, ya que para esto sería necesario tallar y desgastar los dientes adyacentes sanos). Sobre el implante se adapta una corona unitaria o independiente y de esta manera rehabilitamos la boca estéticamente con gran precisión, calidad y funcionalmente igual que un diente natural.
- Ausencia de más de un diente seguido:los implantes también pueden servir de apoyo para colocar sobre ellos puentes, simulando a los puentes sobre dientes naturales y sin necesidad de colocar un implante por cada diente que falte. De esta manera evitaremos la colocación de aparatos removibles con ganchos, retenedores o incluso paladar.
- Ausencia total de dientes: los implantes son perfectos para poder poner sobre ellos prótesis dentales fijas o removibles, consiguiendo mayor seguridad y confort que las prótesis convencionales que van apoyadas sobre la encía y el paladar, olvidándonos por completo de la incomodidad, movilidad, pérdida del gusto, nauseas y molestias que estas prótesis convencionales acarrean.
El número de implantes necesarios dependerá de cada caso particular y se podrá optar entre una prótesis totalmente fija (más similar a los dientes naturales), que sólo podrá ser retirada en la clínica al efectuar las revisiones periódicas, o, por una sobredentadura, que podrá ser desmontada por el paciente y asegura también gran confort y estabilidad.
El objetivo es colocar el menor número de implantes posibles, garantizando a largo plazo el éxito de nuestro tratamiento.