Cuando los dientes no están colocados en una posición correcta, la arcada superior no encaja adecuadamente con la inferior, lo que obliga a desviar la mandíbula para lograr un mejor ajuste entre las dos arcadas, forzando por tanto las articulaciones.
Esta función de la articulación también puede verse alterada por:
- Estrés, ansiedad, nerviosismo, tensión.
- Malposiciones de los dientes contribuyendo a contactos no adecuados.
- Oclusión no estable.
- Malos hábitos (masticar chicle, apretar, rechinar los dientes).
- Hiperlaxitud o hipermovilidad articular.